Más del 90 por ciento de los perros que deambulan en la capital, no sólo causan diversos accidentes de mordedura y contaminan parques y calles de la ciudad, sino que cuentan con un dueño que por lo general no se hace responsable de su cuidado.
Esto no es sólo un acto contra la tenencia responsable de animales de compañía, sino que se convierte en un problema de salud pública, advirtió la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), al señalar que estas mascotas producen alrededor de 250 toneladas de heces al día, lo que constituye un peligro, especialmente para los niños.
“En Lima hay alrededor de un millón de canes, entre callejeros y aquellos que se encuentran en sus casas. Estos contaminan la ciudad con sus heces y los parásitos que son expulsados a través de estas”, señaló Micaela Talavera, responsable del área de zoonosis de la Digesa.
Recalcó que los más perjudicados son los niños, pues los parques son un lugar de esparcimiento y juegos que visitan frecuentemente, y en donde debido a esta situación, pueden contagiarse de parásitos como el toxocaras que al instalarse en algún órgano del ser humano, produce diversas enfermedades desde alergias hasta la ceguera.
Según un estudio realizado por dicha entidad, el 33.7 por ciento de los parques de Lima y Callao; es decir, cuatro de cada diez parques, están contaminados con toxocaras (parásito propio de perros y gatos).
Responsabilidad municipal
La especialista hizo un llamado a las autoridades municipalidades y a los propietarios para realizar un cambio de actitud hacia una tenencia responsable de los animales de compañía, en prevención de la salud pública y con la finalidad de tener un entorno saludable.
Recordó que según el Régimen Jurídico de Canes, es responsabilidad del propietario recoger los desechos de sus mascotas, pero también es obligación de los municipios designar un lugar dentro de los parques o ubicar tachos para que coloquen las heces de los animales.
Además de ello, la presencia de perros vagabundos representa un peligro para los transeúntes, ciclistas y menores de edad, que en muchas ocasiones son víctimas de mordeduras, leves o graves; así como peleas entre perros. “A esto hay que añadir que estos canes contaminan el ambiente al romper las bolsas de basura en busca de alimento”, dijo.